¿Un robot puede ser un amigo? La tecnología en el cuidado de los pacientes con enfermedades crónicas.

Adriana Beltrán-Ostos. Médico internista- reumatóloga, Msc en Epidemiología clínica, estudiante de doctorado en epidemiología clínica, pontificia universidad javeriana, riesgo de fractura Cayre, Grupo de inmunología celular y molecular, InmuBo, universidad el bosque. Miembro de AIpocrates. Miembro de la asociación Colombiana de reumatología.

Andrés González-Romero. Médico Internista-reumatólogo, Máster en administración de salud. Miembro de la asociación Colombiana de reumatología.

Tito Alberto Nuncira. ingeniero electrónico y de telecomunicaciones, especialista en redes de comunicaciones, magister en dirección y planeación de proyectos. Docente en  la universidad ECCI, Universidad Francisco José de Caldas, Universidad Cooperativa de Colombia, fundación Universitaria Compensar, líder del proyecto NASA Human Exploration Rover Challenge de la Universidad ECCI. Miembro del instituto IEEE en new yersey USA,

Pertenece al grupo de investigación  STEM de la organización INTERHEC en filadelfia USA. Miembro  fundador de la asociación  espacial NSS Colombia.

Agradecemos a riesgo de fractura CAYRE por autorizarnos a publicar el video, y en especial a Adriana Castro y a Yesid Muñoz, por su entusiasmo y apoyo en esta iniciativa.

Los entornos hospitalarios pueden ser estresantes y poco placenteros para los pacientes, quienes además de lidiar con las molestias propias de su enfermedad, también enfrentan procedimientos médicos dolorosos, de hecho,  Alejandro Gaviria  en su libro “ hoy es siempre todavía” relata su experiencia personal  respecto a las sesiones de quimioterapia así: “las quimioterapias duraban cinco días. Pasaba todo el tiempo conectando a los medicamentos, a los venenos que partían de varias bolsas negras y se juntaban en un solo canal, como ríos ominosos, antes de desembocar en un catéter ubicado cerca de mi hombro derecho: apenas podía moverme, las horas pasaban lentas, desesperantes…”.

Es por esto que el estrés y la ansiedad que experimentan los pacientes durante su estancia en estos lugares, puede tener efectos negativos en su salud mental.

Para hacer frente a esta problemática, se han utilizado diversas actividades de distracción, como el ejercicio y las actividades educativas, así como tecnologías innovadoras, como los videojuegos y la realidad virtual. En los últimos años, también se ha explorado el uso de robots sociales en el ámbito de la salud.

Los robots sociales están diseñados para interactuar socialmente con los humanos, y pueden tomar la forma de una mascota o incluso de un ser humano. En este sentido, la robótica social se ha convertido en una herramienta valiosa para reducir el estrés y la ansiedad de los pacientes durante su estancia en entornos hospitalarios, y en particular durante la realización de procedimientos médicos dolorosos.

Por lo tanto, la inclusión de robots sociales en la atención médica podría mejorar significativamente la calidad de vida de los pacientes y proporcionar un ambiente hospitalario más amigable y menos estresante. Así, la robótica social se perfila como una tecnología prometedora en el campo de la atención médica, con un potencial incalculable para ayudar a mejorar la salud mental y emocional de los pacientes en entornos hospitalarios.

El término «robots socialmente interactivos» se utiliza para describir robots para los cuales la interacción social desempeña un papel clave, con el fin de distinguir estos robots de otros robots que implican una interacción humano-robot «convencional», como aquellos utilizados en escenarios de teleoperación.

Los robots socialmente interactivos pueden exhibir las siguientes características «sociales humanas»:

• Expresar y/o percibir emociones;

• Comunicarse con diálogos de alto nivel;

• Aprender/reconocer modelos de otros agentes;

• Establecer/mantener relaciones sociales;

• Usar pistas naturales (miradas, gestos, etc.);

• Exhibir personalidad y carácter distintivos;

• Pueden aprender/desarrollar habilidades sociales.

Estas características hacen que los robots socialmente interactivos sean capaces de interactuar con los humanos de una manera más natural y efectiva, lo que los hace especialmente útiles en entornos donde se requiere una interacción social. Por ejemplo, en el cuidado de la salud, e incluso pueden ser utilizados en entornos de trabajo y educativos para mejorar la comunicación y el trabajo en equipo.

La suposición subyacente es que los humanos prefieren interactuar con máquinas de la misma manera en que interactúan con otras personas. Es así como, los robots socialmente interactivos pueden operar como socios, compañeros o asistentes, lo que significa que necesitan exhibir un cierto grado de adaptabilidad y flexibilidad para impulsar la interacción con una amplia gama de seres humanos. Los robots socialmente interactivos pueden tener diferentes formas y funciones, desde robots cuyo único propósito y tarea es interactuar con personas, hasta robots que están diseñados para adherirse a normas sociales para cumplir una variedad de tareas en entornos habitados por humanos.

Un ejemplo de esto son los robots diseñados con formas de animales, la presencia de animales en los entornos hospitalarios ha demostrado ser beneficiosa para el manejo del estrés en pacientes de todas las edades y con diferentes enfermedades. Sin embargo, debido a las restricciones de higiene en las instituciones de salud, el acceso a mascotas está limitado. Esto ha llevado al diseño de robots con forma de mascotas, que emulan la interacción con animales reales y brindan beneficios similares. Investigaciones recientes sugieren que el uso de estos robots podría mejorar el estado de ánimo de los pacientes, fomentar las relaciones sociales y reducir la sensación de soledad.

Desde una perspectiva de diseño, podemos clasificar la forma en que los robots socialmente interactivos son construidos en dos enfoques principales. Con el primer enfoque, «biológicamente inspirado», los diseñadores intentan crear robots que internamente simulen o imiten el comportamiento o la inteligencia social que se encuentra en los seres vivos. Los diseños biológicamente inspirados se basan en teorías extraídas de las ciencias naturales y sociales, incluyendo la antropología, la ciencia cognitiva, la psicología del desarrollo, la sociología, la estructura de la interacción y la teoría de la mente. Estas teorías se utilizan para guiar el diseño de los sistemas cognitivos, conductuales, motivacionales (impulsos y emociones), motores y perceptuales del robot.

Con el enfoque «funcionalmente diseñado», el objetivo es diseñar un robot que parezca exteriormente socialmente inteligente, incluso si el diseño interno no tiene una base en la ciencia o la naturaleza. Este enfoque asume que si queremos crear la impresión de un agente social artificial impulsado por creencias y deseos, no necesariamente tenemos que entender cómo funciona realmente la mente. En su lugar, es suficiente describir los mecanismos (sensaciones, rasgos, psicología popular, etc.) por los cuales las personas en la vida cotidiana entienden a las criaturas socialmente inteligentes.

En contraste con sus contrapartes biológicamente inspiradas, los robots diseñados funcionalmente generalmente tienen objetivos de operación y rendimiento restringidos. En consecuencia, estos robots «diseñados» pueden necesitar solo generar ciertos efectos y experiencias con el usuario, en lugar de tener que resistir un escrutinio profundo por sus capacidades «realistas».

Los robots socialmente interactivos son importantes en aquellos dominios en los que los robots deben mostrar habilidades de interacción entre pares, ya sea porque se requieren dichas habilidades para resolver tareas específicas o porque la función principal del robot es interactuar socialmente con las personas.

Un área donde la interacción social es deseable es la de «robot como máquina persuasiva», es decir, cuando el robot se usa para cambiar el comportamiento, los sentimientos o las actitudes de los humanos. Este es el caso cuando los robots median la interacción humana-humana, como en la terapia del autismo. Otra área es «robot como avatar», en la que el robot funciona como una representación o representante del humano. Por ejemplo, si se utiliza un robot para la comunicación remota, puede ser necesario que actúe socialmente para transmitir información de manera efectiva.

En ciertos escenarios, puede ser deseable que un robot desarrolle sus habilidades de interacción con el tiempo. Por ejemplo, un robot mascota que acompaña a un niño durante su infancia puede necesitar mejorar sus habilidades para mantener el interés del niño. El desarrollo aprendido de habilidades sociales (y otras) es una preocupación principal de la robótica epigenética.

Algunos investigadores diseñan robots socialmente interactivos simplemente para estudiar modelos corporales de comportamiento social. Para este uso, el desafío es construir robots que tengan una noción intrínseca de la sociabilidad, que desarrollen habilidades sociales y se vinculen con las personas, y que puedan mostrar empatía y comprensión real. En la actualidad, dichos robots siguen siendo una meta distante, cuyo logro requerirá contribuciones de otras áreas de investigación, como la psicología del desarrollo y la sociología.

A su vez, la forma en que los humanos perciben y esperan interactuar con un robot social está influenciada por varios factores, tanto intrínsecos como extrínsecos. Estos factores incluyen las preconcepciones, conocimiento y exposición previa del humano al robot, así como aspectos del diseño del robot y la experiencia del humano a lo largo del tiempo. Diferentes estudios han examinado cómo estos factores afectan la interacción humano-robot y cómo los humanos se relacionan y trabajan con los robots sociales.

Uno de los principales beneficios de los robots socialmente interactivos en la atención médica es su capacidad para ayudar en la gestión de enfermedades. Por ejemplo, los robots pueden ayudar a los pacientes a adherirse a los horarios de medicación y fomentar su participación en ejercicios de terapia física. Además, los robots pueden monitorear las señales vitales de los pacientes, alertando a los profesionales de la salud sobre cualquier cambio que requiera atención. Esto puede ayudar a prevenir complicaciones y mejorar los resultados generales de los pacientes.

En el campo de la educación en salud, los robots socialmente interactivos pueden ser herramientas efectivas tanto para pacientes como para profesionales de la salud. Los robots pueden proporcionar a los pacientes información sobre su condición, opciones de tratamiento y posibles efectos secundarios. En este sentido, las salas de aplicación de medicamentos, de procedimientos o las salas de espera pueden ser escenarios ideales para brindar educación a los pacientes utilizando robots. Esto refuerza conceptos y facilita la interacción de los pacientes, generando distracción y entretenimiento, lo cual puede mejorar su experiencia durante su estancia en las instituciones de salud.

En nuestra institución, hemos trabajado para mejorar la experiencia de los usuarios durante su estancia en las salas de administración de medicamentos, así como para generar espacios de alfabetismo en salud que permitan reforzar aquellos conceptos relacionados con las enfermedades y el cuidado de la salud, particularmente en el área de reumatología. Como ejemplo, presentamos un video en el que una paciente interactúa con un robot social y realiza preguntas relacionadas con su condición de salud, las cuales son contestadas por el robot que ha sido previamente entrenado para responder preguntas relacionadas con enfermedades reumatológicas, los robots humanoides como NAO -robot utilizado en el video-, pueden utilizarse como una herramienta interactiva para mejorar la calidad de vida de los pacientes en la sala de infusiones. Los robots pueden proporcionar entretenimiento y distracción a los pacientes durante el tratamiento, así como ayudar a los profesionales de la salud en la recolección de datos y monitoreo de los pacientes. Esto puede mejorar la experiencia del paciente y la eficacia del tratamiento.

Este es un ejemplo de cómo los robots socialmente interactivos pueden ser herramientas valiosas para mejorar la educación en salud y la experiencia del paciente en las instituciones de salud. En reumatología, así como en diferentes ámbitos del área de la salud, podemos utilizar esta tecnología para mejorar la comprensión de las enfermedades, en este caso  reumatológicas, y fomentar el autocuidado de nuestros pacientes.

En el campo de la pediatría, esta tecnología representa una gran oportunidad para enseñar a los niños áreas STEAM (Ciencia, Tecnología , Artes y Matemáticas), de una manera práctica y entretenida.

Gracias a la implementación de tecnologías emergentes como los robots lego Mindstorm EV3, la realidad mixta y el robot NAO, los niños hospitalizados pueden aprender conceptos de matemáticas básicas como distancias, aceleración y medición de ángulos, de una manera interactiva y lúdica. Además, pueden adquirir habilidades en el campo de las artes, al diseñar, construir y decorar sus propios prototipos robóticos.

Es increíble cómo la robótica social ha tenido un impacto positivo en la vida de los niños hospitalizados. Por ejemplo, hemos encontrado niños canalizados que se olvidan del dolor que puede producir el catéter mientras realizan las actividades de construcción de robots con legos. Además, el trabajo con el robot NAO ha permitido que niños con discapacidad auditiva aprendan el lenguaje de señas Colombiano imitando los movimientos del robot.

Estudios internacionales también han demostrado que los niños con autismo trabajan más en equipo y socializan más con las personas de su entorno al interactuar con el robot NAO. En resumen, la robótica social en aulas hospitalarias es una herramienta muy valiosa que no solo ayuda a los niños a aprender, sino que también mejora su calidad de vida y les proporciona un medio para divertirse y socializar.

Aunque los robots socialmente interactivos ya han sido utilizados con éxito, queda mucho trabajo por hacer para aumentar su efectividad. Por ejemplo, para que los robots socialmente interactivos sean aceptados como compañeros de interacción «naturales», necesitan habilidades sociales más sofisticadas, como la capacidad de reconocer el contexto social y las convenciones sociales.

Por otra parte, a medida que los robots sociales se vuelven más sofisticados, necesitan modelos computacionales más precisos de los individuos, lo que plantea preocupaciones éticas sobre la privacidad del usuario y la monitorización. Además, hay desafíos éticos en su uso, especialmente en la aceptación de su uso con niños y como trabajadores de atención. Las principales preocupaciones éticas son la privacidad, la restricción, el engaño, la responsabilidad, el espacio personal y el daño psicológico. También se debe considerar la influencia de los medios de comunicación en la percepción y expectativas hacia los robots sociales en el diseño de prototipos.

En conclusión, la robótica en la salud, en particular en el campo de la atención de pacientes con enfermedades crónicas, por ejemplo en  reumatología, puede ser una herramienta valiosa para mejorar la calidad de vida de los pacientes. Su utilización puede proporcionar una atención más eficaz y personalizada, así como mejorar la experiencia del paciente. Es importante destacar que la utilización de tecnologías como esta no sustituye la importancia de la relación médico-paciente, sino que puede ser un complemento para mejorar la atención.

Alejandro Gaviria. (2018). HOY ES SIEMPRE TODAVIA: LA HISTORIA DE COMO DESCUBRI QUE EL CANCER ES COMO LA VIDA (Ariel, Ed.; 7th ed.).

Fong, T., Nourbakhsh, I., & Dautenhahn, K. (2003). A survey of socially interactive robots. Robotics and Autonomous Systems, 42(3–4), 143–166. https://doi.org/10.1016/S0921-8890(02)00372-X

González-González, C. S., Violant-Holz, V., & Gil-Iranzo, R. M. (2021). Social Robots in Hospitals: A Systematic Review. Applied Sciences, 11(13), 5976. https://doi.org/10.3390/app11135976

Moerman, C. J., van der Heide, L., & Heerink, M. (2019). Social robots to support children’s well-being under medical treatment: A systematic state-of-the-art review. Journal of Child Health Care, 23(4), 596–612. https://doi.org/10.1177/1367493518803031

Fotografías y video publicados con el consentimiento de los pacientes.

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