
Hace algunos años mientras cursaba la especialidad en medicina interna, uno de mis docentes me recomendó una lectura de su autoría, «Las habilidades diferenciales del médico del nuevo milenio»; ésta editorial llamó poderosamente mi atención, porque de manera visionaria exaltaba la importancia del dominio de las tecnologías y gestión de la información en la práctica de la medicina. Con el pasar de los años he podido ser testigo de cómo las tecnologías de la información y la ciencia del dato se han consolidado en la práctica de la medicina.
La salud digital va más allá de tener una computadora en el consultorio, donde el médico digite la información de su paciente, bien sea en un documento de word, excel o en un software de historia clínica electrónica. Por otro lado es frecuente encontrar pacientes quienes desde antes de asistir a una consulta médica han googleado sus síntomas y al momento de ser atendidos ya tienen nociones de posibles diagnósticos o tratamientos (sin mencionar a aquellos más lanzados, muy bien informados quienes sólo buscan que el médico confirme aquello que ellos ya sabían de antemano).
Esto nos deja ver que la dinámica de la relación médico paciente ha sido cambiante con el pasar de los años. La información a la que tienen acceso las personas les ha permitido tener un rol más participativo al momento de recibir un tratamiento o una intervención por parte de un médico. Por una parte resulta muy favorable trabajar con pacientes empoderados y conscientes de la importancia del cuidado de su enfermedad, pero si las fuentes de información que son consultadas son de dudosa credibilidad con toda seguridad vamos a estar enfrentándonos a un escenario donde nos toca derrumbar paradigmas y conceptos preformados que entorpecerán nuestra labor médica.
Hay una famosa frase que dice quién tiene la información, tiene el poder. Pero ¿aplicaría a la los sistemas de información en salud? La respuesta a esa pregunta es, depende… en primer lugar de la calidad de la información y en segundo lugar si se utiliza de manera apropiada.
En el ejercicio de la medicina cada día se genera una gran cantidad de datos en distintas formas (papel, electrónicos, digitales, imágenes, dispositivos, biosensores, etc.). Estos datos en la mayoría de los casos quedan en repositorios aislados de las distintas instituciones de salud, islas de información que no logran ningún propósito. ¿Cuántos exámenes diagnósticos son repetidos sin ninguna necesidad sólo porque no se tuvo acceso al reporte? ¿Cuántas valoraciones por especialista pierden su continuidad porque no hubo un adecuado flujo de la información con otra institución? Dicho de otra manera, la mala disposición de la información termina resultando en los procesos ineficientes y con resultados desfavorables.
En este contexto un concepto con el que debemos familiarizarnos es el de interoperabilidad, que se entiende como la capacidad de compartir e intercambiar datos de manera confiable y continua entres sistemas y organizaciones, de manera que se pueda dar una continuidad en el flujo de la información, logrando mayor eficiencia en los procesos asistenciales.
Lo ilustraré con un ejemplo. Un hombre joven de 19 años llega a remitido desde un segundo nivel de atención por necesitar atención por nefrología por urgencia dialítica. Cuando es valorado por el nefrólogo institucional se ordena iniciar diálisis y solicita una serie de examen, entre ellos una biopsia renal para determinar la causa de la enfermedad. El paciente finalmente se logra estabilizar, es dado de alta sin necesidad de continuar diálisis pero con una creatinina considerablemente elevada, con la indicación que debe ser valorado por nefrología por la consulta externa de carácter prioritario, con el reporte de todos los exámenes y por supuesto con la lectura de la biopsia cuyo reporte tardará unos 7 días en ser emitido. Efectivamente el paciente acude religiosamente a su cita con el nefrólogo, quien recibe dos hojas de papel algo maltrechas, que corresponden a la epicrisis emitida por la clínica, la cual genera más dudas que respuestas. El nefrólogo por su puesto viéndose de manos atadas tiene 2 opciones: realizar una labor de inteligencia para saber en qué laboratorio de patología pueden dar razón del anhelado reporte o, actuar por inercia destinando al paciente a continuar en un programa de diálisis.
Este es uno de tantos casos de la vida real, que no solo suceden en nefrología, sino en todas las especialidades de la medicina. Es en este punto donde la interoperabilidad entre sistemas sería una solución para la continuidad de los procesos asistenciales.
Si bien para que sea viable la interoperabilidad entre sistemas debe existir la voluntad por parte de los distintos actores en salud, no se trata de la creación de una historia clínica electrónica única Nacional, sino que las organizaciones deben contemplar que sus historias clínicas electrónicas puedan ser interoperables para garantizar un sistema de información unificado. En segundo lugar, se debe normalizar la forma como se registran los datos en las historias clínicas. Esto quiere decir para que un dato sea funcional dentro de un sistema informático, debe ser la expresión mínima de información; si toda la información de la atención se registra en un solo cajón de texto libre dentro de la historia, resultará complicado intercambiarla con otros sistemas. Toda esta transformación que gira en torno del dato debe implicar a todos los trabajadores del sector salud, inclusive debe extenderse a los futuros profesionales quienes se encuentran en formación universitaria, dando importancia a la cultura de los datos.
Por último contar con un sistema de información unificado gracias a la interoperabilidad, abre la opción para contar con una big data, que es la puerta de entrada para la generación de modelos predictivos y de inteligencia artificial, tema del cual mis colegas de AIPOCRATES se han referido manera magistral (ver más columnas). Los beneficios no solo se pueden ver en el área organizacional, sino en un plano gubernamental ya que permite obtener información de los determinantes sociales de salud, identificar la prevalencia y proyectar actividades de detección temprana de enfermedades en distintas poblaciones, mejorar la gestión de los servicios y optimizar los recursos destinados a la salud. En Colombia se adelantan estrategias que impulsan la interoperabilidad, así como el marco normativo para su implementación.
«Se estima que un sistema de salud nacional completamente interoperable podría lograr beneficios económicos importantes, con un ahorro neto que parece alcanzar el 5% del gasto total en salud, sin tomar en cuenta costos indirectos derivados de proveer mejor atención médica y los costos de acciones judiciales prevenidas«. (5)
Lecturas recomendadas
1. Caballero C. Habilidades diferenciales para el médico del nuevo milenio. Salud Uninorte. Barranquilla (Col.) 2006; 22 (1): 1-3
2. Víctor R. Velázquez M. Modelo de interoperabilidad de la historia clínica electrónica utilizando HL7-CDA basado en computación en la nube- Research in Computing Science 108 (2015). pp. 37–44; rec. 2015-06-14; acc. 2015-08-04
4. https://www.minsalud.gov.co/ihc/Paginas/Interoperabilidad-de-Historia-Clinica.aspx
5. Interoperabilidad de Datos de la Historia Clínica en Colombia Términos y siglas. Fecha: 10 de julio de 2019 Elabora: Oficina de Tecnología de la Información y la Comunicación. chrome-extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/viewer.html?pdfurl=https%3A%2F%2Fwww.minsalud.gov.co%2Fihc%2FDocumentos%2520compartidos%2FABC-IHC.pdf&clen=517997